miércoles, 20 de octubre de 2010

Viaggio all'infinito.

Llevo ya varios días escuchando "la canción de este otoño-invierno". Pero os preguntaréis: ¿qué es la canción de otoño-invierno? Yo os lo cuento. Es esa canción que escuchamos cuando se acaba el verano y se empieza a notar el cambio de estación. La oímos cuando sentimos el frío por primera vez y empezamos a ver llover un día sí y otro también. Meses más tarde, cuando llegue la primavera con los días soleados y escuchemos esta canción de nuevo, recordaremos el frío en nuestras caras, las tardes de noche completa, los primeros días de Universidad o de trabajo después de las vacaciones, los erizos de castaño por el suelo, o incluso, aquel chico o chica en el que te fijaste y al que la ropa de invierno le hacía parecer tan guapo y elegante. Todo eso es la canción del otoño-invierno. Mil veces mejor que la mierda de la canción del verano, no? Por cierto, la de este año es la que sale en el anuncio de Enel. La canción se llama Your love, con música de Ennio Morricone y voz de Dulce Pontes. Si pincháis aquí la escucharéis en tútubeas.
Este anuncio de Enel se hizo en Italia, ya que la compañía es italiana - y propietaria de la españolísima Endesa  -  y se hizo muy popular allí hace unos meses. El eslogan es el mismo para todos los países: Il futuro è un viaggio all'infinito, facciamolo insieme. ¿bonito, no?

Mi hermana María y sus amigos se fueron hoy a Holanda. Aunque espero que se lo pasen muy bien tengo que decir que viajar ya no está de moda - y no es autocomplacencia, que conste. Desde que cualquier vulgar aldeano puede en un mismo fin de semana ir a drogarse a Ibiza, tomar café en Londres y ponerse a cuatro patas en Estambul, el antiguo placer chic de viajar ha casi desaparecido. La gente guay y moderna ya no viaja, se queda en sus sitios y hace suyos sus lugares. En una sociedad globalizada, multicultural y centralizada, resurge la periferia monocromática como forma de vida que es tendencia. Es más guay decir que eres panadero en Mondoñedo, que cacarear que eres estilista en Malasaña.

Hoy mi amiga Mari-Sofi me mandó un mensaje para dar un paseo por el Hyde Park de Ferrol, es decir, el parque de Jubia. Como siempre, lo vi tarde y ya no pude ir. La última vez que fui con ella tuve que dar el paseo con la correa de Jean Paul en una mano, las galletas de Noa en la otra y un caniche salido detrás que quería violar insistentemente a Jean Paul. Todo muy Benny Hill.
Otro día iremos. Pero un día malo, de esos de frío y lluvia. Nos sentaremos a tomar café y veremos llover a chuzos desde la ventana. Es decir, disfrutaremos de un pequeño placer de la vida. Como Sofi y yo no viajamos tenemos que hacer nuestros esos momentos y esos lugares. Qué remedio, no?

 
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