lunes, 15 de noviembre de 2010

Apología de Sofi.

Una vez mi amiga Mari-Sofi me dijo que lo único que quería en la vida era reirse mucho. ¿no os parece la mejor declaración de intenciones que habéis escuchado nunca? Mari-Sofi, de haber nacido hace unos 2500 años en Atenas, hubiera creado seguro más de una corriente filosófica y reunido a cientos de seguidores allá por donde fuera. Sus encuentros y desencuentros con Sócrates habrían sido épicos. Las obras de Platón y Jenofonte habrían cambiado irremediablemente y ya nunca se habrían llamado Apología de Sócrates.

Por supuesto, Mari-Sofi no hubiera muerto envenenada por las autoridades griegas, ella tiene mucha mejor fortuna. Alguien dijo que hay ciertas personas que se ven constantemente envueltas en un halo de suerte, y a las que, aunque a veces las veamos metidas en problemas, siempre salen victoriosas y jamás les pada nada. De esas personas no debemos separarnos nunca, ya que así nos garantizamos compartir, al menos, un poquito de su buen sino. Yo llevo muchos años cerca de Mari-Sofi, ¿qué suerte la mía, no?

Sofi empezó siendo la vecina de enfrente, pasó a ser la mejor amiga de mi hermana y acabó por convertirse en mi guía espiritual, icono sexual de heteros (con y sin novia) e imagen a seguir de cualquiera que muestre un mínimo de desviación en su sexualidad. Una diva, vamos. Su alta capacidad craneal y actividad cerebral le permiten tener un hijo, ser ama de casa, y promocionar en el trabajo, todo ello sin despeinarse. Tenía todas las papeletas para convertirse en una pija insoportable, pero se convirtió en una  chica guay, moderna y, después de la dieta de los tomates Cherry, lo más parecido que hay en Galicia a Karolina Kurkova.

Sentimentalmente, es de las pocas personas que conozco que se enamora de los chicos sin hacer previamente ningún filtro de carácter intelectual, social o económico. ¿puede decir todo el mundo lo mismo? Me parece que no. Tiene fama de devora-hombres, aunque todos sabemos que a sus ex lo mejor que les ha pasado en su vida es haber vivido un par de años en El Mundo de Sofía. Ahora mismo, en su etapa más madura, está dispuesta a compartir su buena suerte con alguien, como mínimo, tan listo como ella.

Esta actualización de hoy es, al fin y al cabo, un retrato de mi amiga. Como buen retratista que soy veo lo malo, lo bueno y lo buenísimo; y si tuviera que definirla o describirla a través de una comparación, diría que encontrarte a Sofi en algún momento de tu vida es como ver pasar un tren. El que no lo coja está loco.


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